Está cayendo la octava hoja...
Tiene completa armonía tanto en color como en forma. Su hermosura radica en su dadivosidad y en su naturaleza recíproca.
Algo que encuentro importante de mencionar es que la hoja se encontraba en la rama más profunda y escondida del árbol y en cierto momento se desprendió para emerger de éste con gran dejo de gloriosidad.
El sólo ver el delicado modo que tiene esta hoja de realizar su inevitable descenso ha formado en mi rostro una sonrisa y llena los espacios que alguna vez estuvieran vacíos con inmensa tranquilidad y armonía.
Es una hoja extremadamente fuerte, nada le ha podido impedir el hecho de que siga su camino, ni el aire, ni las otras hojas, ni nada. Para ella no existe el tiempo, por lo tanto no existen las prisas, está llena, entre otras cualidades, de paciencia, tolerancia y esperanza. Gusta de aprender de las demás para así poder aportarles.
La hoja se presentó ante mis ojos, en algún momento de su caída tocó mi hombro. Ahora que ha llegado a su destino, sólo sé que esta hoja, irradiante de belleza y comprensión, dejó impregnada su esencia en mi interior, misma que para conservar deberé mantener en movimiento.
Lo último que debo mencionar antes de alzar mis ojos hacia las ramas de nuevo es, la mejor cualidad de esta hoja es que es por el puro gusto de ser.
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